4.1 San José (II)
4.1.1 La Angostura
*
Las viviendas de lujo desalojaron en los años setenta las de los pescadores para asentarse en La Angostura, una franja de terreno empinado entre los imponentes acantilados de La Pared y la ensenada del Conde de Tería; por su aislamiento, fue elegida para erigir esta exclusiva urbanización para cuyo acceso fue preciso perforar un túnel que atravesara los taludes que tiempo atrás solo podían salvar los marineros con sus falúas.
Quién como yo, página 39.
*
Por eso me cuesta mucho dar el primer paso para llegarme hasta aquí, por miedo a las bombas, pero tengo que hacerlo cada día; aprovecho la marea baja para poder salvar a pie por los riscos y el callao los taludes que aíslan esta playa de la ciudad, nunca en falúa, como hacían los antiguos pescadores, ni mucho menos en coche, que ahora se puede, de poco para acá, desde la apertura del túnel que da acceso a esa urbanización de La Angostura, mansiones de ricos en las faldas del acantilado, en alguna de ellas trabajé.
Este fragmento, inédito, pertenece al relato El mar en un hueco, de próxima publicación.
4.1.2 Plaza del Estatuto y barrio de La Biquera
*
La Plaza del Estatuto, en San José, es un espacio recóndito, aunque no exiguo. Antes al contrario, consiste en una amplia explanada al borde mismo del barranco de la Bica. Es, también, un lugar desolado e inhóspito, carente de todo atractivo para el ciudadano y el visitante: un descampado de piche escondido tras unas callejuelas contiguas a la zona comercial. La plaza está bordeada por una doble fila de plátanos de escasa presencia, excepto por el lado en que se asoma al barranco, donde se prolonga en una escalinata que desciende por la ladera, pero que no alcanza su fondo ni conduce a sitio alguno y transmite la sensación de que acaba sin terminar. Preside la escalinata un escenario de estructura metálica y cerramiento de chapas de madera y láminas de plástico bastante destrozadas, que parece un artefacto extraído de las profundidades del barranco y depositado en una orilla de su cauce. El proyecto de urbanismo de los años noventa pasaba por derruir las pequeñas casas antiguas del barrio de La Biquera para ampliar el dominio de los comercios hasta el barranco, en cuyo margen derecho se diseñaron circuitos de ocio al aire libre que incluían también la propia plaza, pero encontraron una tenaz resistencia en los vecinos, por lo que se decidió usar la estrategia de olvidar el barrio hasta que cayera por su propio peso. Ahora La Biquera es un sector deshabitado y ruinoso, en espera de que alguien rescate los antiguos proyectos. Sus callejones aparecen vacíos; sólo transitan por ellos los pocos vecinos que aún residen en las casas terreras y quienes frecuentan los negocios que no se ofertan en el sector legal.
...En el aire queda, páginas 104-105 (Reboso)
Escribir comentario